Prevenir as constipações e gripes: o poder da vitamina C
El invierno es temporada de gripes y resfriados. Por ello, fortalecer nuestro sistema inmunológico puede marcar la diferencia. Entre las numerosas estrategias para
prevenir enfermedades infecciosas, la vitamina C destaca como un aliado poderoso.
¿Qué es la vitamina C?
La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un nutriente esencial para el funcionamiento adecuado de nuestro cuerpo, dado que desempeña un papel crucial en diversos procesos metabólicos esenciales.
Esta vitamina actúa como antioxidante, ayudando a combatir los radicales libres, compuestos que se forman durante el metabolismo de las células, y fortaleciendo el sistema inmunológico.
Garantiza la salud de la piel y el funcionamiento adecuado del sistema circulatorio y óseo. Desempeña un papel clave en la síntesis de colágeno, una proteína esencial para la piel, tendones, ligamentos y vasos sanguíneos, así como para la cicatrización de heridas y el mantenimiento de cartílagos y huesos. El colágeno ayuda, además, a mantener la piel joven y sana.
Por otro lado, facilita la absorción de minerales como el hierro presente en los alimentos de origen vegetal. Esta capacidad puede ayudar a prevenir la anemia por deficiencia de hierro.
La investigación científica también destaca su contribución a frenar el proceso de envejecimiento y reducir el riesgo de enfermedades como el cáncer, enfermedades cardíacas, degeneración macular y trastornos inflamatorios, como la artritis.
¿Cómo actúa en el sistema inmunológico?
Gracias a sus propiedades antivirales y antioxidantes, la vitamina C refuerza el sistema inmunológico y combate la acción de los radicales libres, hecho que la convierte en una herramienta valiosa en la prevención de las enfermedades invernales.
Contribuye a la función óptima de los glóbulos blancos, células que desempeñan un papel central en la defensa del cuerpo contra patógenos. Concretamente, estimula la proliferación de células encargadas de combatir infecciones, como neutrófilos o linfocitos. Por ello, puede ayudar a reducir la incidencia, la duración y la severidad del resfriado común, además de ayudar a apaciguar otras afecciones como la gripe o la neumonía.
También ayuda a mantener la integridad de las células de la piel y mucosas, que actúan como barreras físicas para evitar la entrada de virus y bacterias. Al neutralizar os radicales libres, ayuda a prevenir el estrés oxidativo, fortaleciendo así las defensas del cuerpo.
Fuentes de vitamina C
Dado que se trata de una vitamina hidrosoluble, el cuerpo no puede almacenar vitamina C. Esta se elimina por la orina, por lo que no se acumula en el cuerpo y necesita ser repuesta a diario.
La vitamina C se encuentra en una gran variedad de alimentos, especialmente en frutas y verduras como los cítricos (naranjas, pomelos, y sus jugos), kiwis, bayas, fresas, tomates, patatas, pimientos, brócoli, coles y perejil.
La cantidad de vitamina C necesaria depende de la edad. No obstante, la ingesta recomendada es de 90 mg al día para hombres y 75 mg para mujeres.
Además, la vitamina C trabaja en sinergia con otros nutrientes, como el zinc y la vitamina D. Asegurarse de tener una dieta equilibrada puede potenciar sus beneficios.
Para aquellos que tienen dificultades para obtener suficiente vitamina C a través de la dieta, los suplementos pueden ser una opción. Sin embargo, es fundamental consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tratamiento.